Cuando vamos a exponer un tema,
ya sea para una clase o para una presentación profesional debemos considerar
aspectos elementales para la presentación.
1.Lo más importante es tener una
adecuada preparación del tema a exponer. La lectura de diferentes
bibliografías, o la lectura detallada y profunda de una sola fuente. Utilizar ejemplos enriquece la exposición.
Al utilizar cañon, lo recomendable es que podamos
tener una lectura general del tema antes o después de realizar las diapositivas,
así como dar un repaso a toda la presentación una vez finalizada. Así podremos
tener mayores certezas de lo que vamos a presentar.
2. Utilizar las fortalezas de uno
mismo. Si somos buenos memorizando información podemos hacerlo, pero si no, es
preferible comprender el tema y poder explicarlo con nuestras palabras. Además
es preferible utilizar en las diapositivas palabras que sepamos su significado,
hay casos que sólo se copian palabras de una bibliografía pero no se sabe su
definición o significado. Por lo tanto si se va a utilizar una palabra técnica
o desconocida y que es imprescindible en el tema, primero hay que buscarla en
el diccionario, una fuente especializada, o incluso internet.
También, si para nosotros es difícil
estar frente a público, o nos ponemos nerviosos, lo mejor es tener diapositivas
con viñetas claras y fáciles de leer y comprender, así como imágenes con la
cual basar nuestra exposición o algún contenido audiovisual. De esta manera
podemos sacarle mayor provecho a nuestra exposición y tranquilizarnos un poco
sabiendo que nuestro material de respaldo es bueno.
Si no tuviéramos cañón, el uso de
dinámicas grupales sencillas o algún ejercicio didáctico es buena opción.
3. Ten claros los objetivos de tu
tema. Del todo el tema hay subtemas o contenidos que son elementales que los
asistentes o las personas que lo escuchan sepan.
Se recomienda resaltar las
palabras o frases clave y que necesiten tener un impacto para el oyente. Así,
tanto al inicio de la presentación como al final se puede hablar acerca de la
importancia de ciertos aspectos, tanto como introducción como
retroalimentación. Así, si el contenido de nuestra exposición es profundo o
lleno de ejemplos, al final los asistentes sabrán qué de todo aquello que se dijo
es lo más importante.
4. Interactúa con los asistentes.
Puedes hacer preguntas a las personas que escuchan, para que a manera de “lluvia
de ideas” se pueda ir conformando la introducción del tema o teniendo una idea
general de los conceptos principales.
Preguntar por experiencias a los
asistentes puede enriquecer la exposición y la comprensión del tema, así como
también se puede ir preguntando por dudas cada que se pasa de un subtema a
otro.
Hacer ejercicios prácticos con
los asistentes ayuda a:
Ejemplificar los temas.
Romper cierta tensión que se
pueda acumular o para “mover” un poco a las personas después de un tiempo considerable
de tener la atención fija a un solo tipos o tipos de estímulos.
Al final siempre es importante
hacer una retroalimentación con los asistentes.
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